30 de noviembre de 2012

El joven Van Dyck (Museo del Prado)

Nuevo episodio de la reciente moda de dedicar exposiciones a los años "extremos" de los grandes pintores, como se hizo recientemente con los últimos años de Rafael.  Así, la exposición nos permite revisar algunas obras conocidas y descubrir muchas pequeñas maravillas, algunas de colecciones particulares.

El montaje se ha llevado a cabo en las salas de exposiciones temporales del Museo del Prado, aprovechando de manera muy inteligente la versatilidad del espacio: después del "pasillo" introductorio, la exposición se abre a toda la amplitud de la sala, sin tabiques intermedios, permitiendo un desahogo que fue imposible, por ejemplo, en la exposición sobre el Ermitage.

Llama la atención la abundancia de dibujos (42), su cuidadosa selección, y la oportunidad de su montaje. Así, los estudios preparatorios de los cuadros se exponen enfrente de los respectivos lienzos para poder observar ambas obras a la vez, y algunos de los dibujados por los ambos lados (Van Dyck era un poco caótico es este aspecto) se exponen en marcos aislados para poder ver con comodidad las dos caras.

Desde un torpe "San Jerónimo" en anatomía y pliegues, hasta la fuerza del "Prendimiento" o la belleza "a la veneciana" de los últimos retratos de Amberes, la exposición permite apreciar la rápida evolución de Van Dyck en estos años, la sombra de su maestro, Rubens, y el titánico trabajo del artista para conseguir un estilo propio y dominar todos los secretos de su oficio. Don innato y trabajo que le condujeron a  ser una de los pintores de referencia en la pintura occidental.

Puede realizar una visita personal  "Sin Prisas" con un profesor:

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